1. EMPRENDE YA. No intentes “ser emprendedor”, simplemente emprende.
Convierte en negocio lo que ya haces. ¡Sabes! Si estás trabajando por cuenta ajena, estudiando, haciendo las labores del hogar o dedicado a tus aficiones, posiblemente te darás cuenta que algunas de esas actividades personales o profesionales son susceptibles de convertirse en negocios o en servicios.
Eso le pasó a una chica de 14 años que hacía pasteles en casa o a una ex funcionaria que publica libros de cocina sobre la Thermomix. Cuando pienses en emprendedores no traigas la imagen del empresario clásico sino de las personas con iniciativas locales y cotidianas.
2. ENFÓCATE el tiempo necesario en los momentos adecuados.
Creo que fue Jesús Encinar quien argumentaba que el emprendimiento es una dedicación a tiempo completo, y sin duda es así para algunos proyectos muy exigentes desde el principio. Pero la mayor parte de las iniciativas se originan y desarrollan de forma gradual.
Una persona que estudia oposiciones para convertirse en profesor de educación secundaria puede a la vez analizar las posibilidades de crear su propio centro de formación. Con una sola hora a la semana es más que probable que en menos de un año haya diseñado un plan de negocio estructurado. Tal vez en un futuro próximo, el proyecto requiera inversión importante y mucho tiempo, pero no ahora.
3. DIVERSIFICA emprendiendo y reduce así tu riesgo profesional.
En un mundo de precariedad laboral y con una débil cultura para la iniciativa, es esperable que más de la mitad de los jóvenes quieran ser funcionarios. Pero la mayoría no conseguirán ese objetivo. El emprendimiento no sólo es un plan B, es una alternativa profesional más.
Un fontanero que trabaja “para un jefe” puede ir planificando trabajar para sus propios clientes; o una persona que trabaja en el ámbito de la limpieza por horas, podría pensar en montar alguna iniciativa en colaboración con otras profesionales de ese campo. Emprender no es una obligación, es un camino alternativo y un camino también complementario en ocasiones al trabajo por cuenta ajena.
4. SE PUEDE. Lo que se aprende cuando se emprende, es que se puede emprender.
En la bio o biografía tuitera de @javiercuervo se puede leer “arriesgarse es lo más seguro”. Intentar montar un negocio y que tenga un éxito razonable es mucho más probable que aprobar unas oposiciones. Otra cosa es que lo segundo tenga el apoyo familiar y lo primero no esté motivado por la educación ni por los valores predominantes. En todo caso, tal vez te ayude esta reflexión a hacerte consciente de tus posibilidades:
Ya emprendes todos los días, ¿y si lo convirtieras en un negocio?
5. HOY. Las ideas no mueren, pero sí la inspiración: actúa hoy mismo.
Soy muy crítico con el “emprendimiento de la idea”, ese que postula que para montar una iniciativa hay que haber descubierto el Bálsamo de Fierabrás. Cualquier cosa que se te ocurra hacer, ponte a hacerla, a ver qué pasa.
En un evento de la Universidad de Almería, una emprendedora me comentaba que desde que iniciaron su negocio hace un año habían cambiado el proyecto numerosas veces. Tú empieza, y luego ya veremos. Ni que decir tiene que eso de actuar hoy tiene también mucho que ver con la productividad: a veces ya sabemos lo que tenemos y lo que podemos hacer, lo que pasa es que no lo hacemos. Ni lo intentamos.
6.CONSTRUYE ya algo básico y mejóralo luego.
El perfeccionismo a veces es una excusa para no empezar, para no continuar y para no terminar.
Tal vez tu objetivo sea montar una peluquería o un centro de estética de lujo, pero para alcanzar ese ideal nada mejor que ponerse a currar ya, por ejemplo, haciendo servicios a domicilio. Vale, es más cutre, pero te darán la experiencia, la financiación y la base de clientes para un futuro más glamuroso.
7. FINANCIA la iniciativa con la ayuda de tu familia.
Dijo @carlosblanco, “si no puedes convencer a tus padres,¿a quien esperas convencer?” Es curioso cómo la familia está mucho más dispuesta a financiarnos compras, actividades y servicios que no ofrecerán retorno de la inversión El “actúa hoy mismo” y “construye algo básico” se complementan muy bien con “pide un poco para empezar”. Y un poco, es un poco.
8. EL MERCADO nunca está “preparado”, hasta que alguien demuestra que sí y los demás ponen cara de tontos.
Esta sabia reflexión de @julioalonso nos muestra que la experimentación es la mejor fuente de conocimiento. Internet es un campo de pruebas muy barato para poner a prueba proyectos tecnológicos de bajo coste, como las startups, y para medir la opinión de miles de personas acerca de nuestras ideas de negocio.
9. SI NO GANAS lo que vales, ¡emprende!
Podemos quejarnos de salarios mileuristas, en el mejor de los casos, y no hacer nada, pero también podemos considerar el emprendimiento como una alternativa complementaria para mejorar nuestra situación profesional a medio y largo plazos. Maldecir nuestra suerte es compatible con intentar mejorarla. Ya sabes, aquello de que te sientas como te sientas, haz lo que debas.
Si trabajas como programador cuentajenado por 20.000 euros al año, tal vez si haces cuentas compruebes que tus ingresos se podrían multiplicar si vendieras tus servicios profesionales a diversos clientes.
Atrévete a descubrir lo que vales.
10. ¿Qué vas a hacer ahora?
FUENTE : yoriento.com
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